José Mulet, Gata de Gorgos (1966)
Siempre me he debatido entre mis dos grandes pasiones, la narrativa y la pintura, pero a día de hoy sigo sin saber cuál de las dos me satisface más.
Consciente por desventura que ambas disciplinas requieren por parte del autor, en este caso yo, un tratamiento que exige gran concentración y dominios especiales, y que intentar llevar a cabo ambas requieren un gran esfuerzo, sigo sin declinarme por una de ellas. Ello me obliga ineludiblemente, a sabiendas de que mis capacidades se reducen a la mitad, a aceptarlo.
No recuerdo con exactitud a qué edad comencé a sentir la necesidad de expresar de algún modo, el estallido de emociones que desde muy pequeño vengo experimentando en respuesta a todo cuanto me rodea, pero sin duda desde que tengo uso de razón.
El crepúsculo, la lluvia, el viento, las nubes, la luna, el mar, las historias fascinantes… pero sobre todo… la que me ha hecho ser como soy “mi adorada Jávea”, es la que me da el aliento e inspiración que necesito para que mis obras en prosa y pincel fluyan.
Una obra de arte no es solo lo que vemos, antes de ello, al menos en lo que a mi atañe, un pensamiento fugaz puede desencadenar un gran motivo.
En un primer momento del vacuo espacio, las formas y contrastes surgen de la nada de manera desordenada, pero solo por un instante, pues del caos, una voz me dice que algo allí se esconde y debe ser descubierto para ser admirado por quien lo precie. Ha de pasar de generación en generación para que otros lo puedan ver y emocionarse del mismo modo que lo hice yo. Es entonces cuando viene la segunda parte, convertir ese instante en prosa para que la obra adquiera su máximo esplendor. Y por último, plasmar sus formas con mis lápices y pinceles.
Acabando ya mi primera novela bajo el título de “El Diario de Úrsula” (fascinante obra que recomiendo a todos, pero en especial a los amantes como yo de nuestra venerada Jávea) he decidido, ya que ninguna de las obras que poseo están a la venta, trabajar por encargo. En un principio, el abanico de posibilidades lo he centrado en el retrato y motivos relacionados con Jávea, principalmente inspirados en los idílicos rincones de su costa. En el retrato distingo tres modalidades, retrato familiar, retrato individual de cuerpo entero y busto.
Por último me gustaría recalcar, atendiendo a mis propios principios, que el arte no es un capricho para decorar la casa de aquellos que se lo puedan permitir, el arte verdadero, está vivo, irradia un profundo sentimiento concebido para perdurar en el tiempo. No es un elemento decorativo más, ha sido creado para ser admirado por alguien que como tú sea capaz de apreciar su verdadera esencia.